Los resultados que arrojó la encuesta Justicia Barómetro elaborada en 2009 por especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), revelan que por lo menos el 45 por ciento de los elementos policiacos de las corporaciones de toda la Zona Metropolitana de Guadalajara consideró que sus compañeros podrían estar involucrados en asuntos relacionados con tráfico de drogas.
La encuesta fue aplicada a 5 mil 422 elementos de seguridad pública de distintos rangos, de los municipios de Zapopan, Guadalajara, Tonalá, Tlaquepaque, Tlajomulco y El Salto, de la cual deriva que 32 por ciento de los encuestados refieren que el problema que más preocupa a los ciudadanos es también el del narcotráfico.
La cifra no es menor, pues el pasado lunes la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) señaló que en la computadora del narcotraficante Ignacio Coronel se encontró una larga lista en la que figuran funcionarios de distintas corporaciones policiales tanto estatales como municipales, lo cual hablaría de una infiltración clara del crimen organizado en las estructuras institucionales.
Además, a un año de haber sido levantadas estas encuestas, el escenario en Jalisco ha cambiado y justamente ayer durante la reunión que sostuvo el presidente Felipe Calderón Hinojosa con los altos mandos de la justicia penal, se habló abiertamente de que el control de las policías municipales es parte de la pugna entre el narcotráfico y el Estado.
Sin embargo, para los gendarmes metropolitanos, el secuestro y el tráfico de drogas son los dos problemas más difíciles de combatir. Un 45 por ciento opinó que una acción eficiente contra la corrupción es la de propiciar una mayor participación de las policías en las comunidades, de igual forma, refieren en un 25 por ciento que es urgente acabar con la corrupción. No obstante, el único contacto que tienen las policías con la ciudadanía es a través del patrullaje, al que dedican un promedio 8 horas de su jornada laboral.
En este escenario, y según los resultados arrojados, el 67.8 por ciento de los encuestados creen que la corrupción se da en los altos mandos de las corporaciones; 16.7 por ciento en los mandos medios y 10.6 por ciento en los mandos bajos.
El 32 por ciento de los encuestados consideró que existía un nivel 2 de corrupción en una escala del cero al 4. El 22 por ciento dijo que la corrupción se mantenía en un nivel 3, y 19.5 por ciento asumió que su corporación estaba en el nivel 4 de corrupción, es decir, el más alto.
A consideración de los policías, en un 50.7 por ciento la corrupción es fomentada por el ciudadano, mientras que apenas en un 5 por ciento es generada por el gendarme y en 44.3 por ciento la corrupción la propician ambos.
El 69 por ciento consideró que la corrupción no es una forma de compensar los sueldos, aunque 17.4 dijo que algunas veces sí. Otro 12.8 por ciento dijo que definitivamente sí es una forma de compensar los bajos salarios.
Con respecto a éstos, la mayor parte de policías gana entre los 6 mil y 10 mil pesos; las policías de Guadalajara y Zapopan son las que mejores remuneraciones tienen seguidas Tlajomulco, Tonalá, Tlaquepaque y El Salto.
El 94 por ciento de los elementos de seguridad manifestó que si fuera posible se aumentaría su sueldo; el 40 por ciento mencionó que los aumentos irían del uno al 20 por ciento.
Finalmente, la encuesta también detalla que para poder capturar a los delincuentes, el 64.9 estima que siempre se deben respetar las leyes; otro 30.7 dijo que en ocasiones se debe actuar al margen de la ley y otro 4 por ciento dijo no tener conocimiento.
En cuanto al desarrollo de sus actividades, 63 por ciento indicó que siempre respeta la ley, mientras que el 31 por ciento dijo tratar de hacerlo aunque algunas veces no es posible y tan sólo 3.5 por ciento aseguró que infringían las normas.
La encuesta refiere que los valores de honestidad, valentía y disciplina son los más sentidos en las corporaciones.
Hace un año, en el mismo estudio, 28.7 por ciento de los encuestados dijo que no existía coordinación entre las corporaciones metropolitanas, mientras que el 46.3 por ciento de los gendarmes manifestó que no cuenta con el equipo de trabajo suficiente. Otro 45.6 por ciento refirió que los uniformes son inadecuados para trabajar. La cifra se agrava en municipios como El Salto y Tonalá, donde el 68 por ciento dicen que sus uniformes no son adecuados para desempeñar sus labores.
Por: PALOMA ROBLES

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